Pedaladas de solidaridad ciclista con las víctimas de las inundaciones

La Federació de Ciclisme, en colaboración con clubes ciclistas, organizaciones de todo tipo e iniciativas particulares, ofrece ayuda desde los primeros días de la catástrofe a las víctimas de las inundaciones del pasado 29 de octubre, con acciones solidarias como el reparto de productos de higiene para los afectados y las personas voluntarias en las labores de limpieza de las zonas que más han sufrido los desbordamientos de ríos y barrancos o con la donación de bicicletas para facilitar los desplazamientos de todas aquellas personas que se han quedado sin vehículos o para trasladarse entre las localidades donde no está permitida la circulación de vehículos.

Las personas que han contactado con la Federació de Ciclisme, con clubes ciclistas o con sus federados, también con entidades solidarias de todo tipo, han podido recibir bicicletas de segunda mano donadas desde lugares de toda la Comunitat Valenciana, puestas a punto por mecánicos voluntarios que las han reparado para que sean entregadas en las mejores condiciones de uso. El personal de la Federació de Ciclisme las ha entregado en los domicilios de las personas afectadas.

Muchas han sido las personas que han manifestado su interés en colaborar con la FCCV, con donaciones o con entregas de bicicletas donadas, así como muchas han sido también las peticiones de ayuda, desde todo tipo de zonas afectadas: Algemesí, Beniparrell, Alfafar, Catarroja, Benetusser, Lloc Nou de la Corona, Aldaia, Paiporta, etc. También desde centros docentes que han quedado practicamente arrasados por las inundaciones.

La Federació de Ciclisme de la Comunitat Valenciana quiere reconocer y agradecer públicamente la rápida respuesta de muchas personas y colectivos ciclistas que han utilizado sus bicicletas para desplazarse hasta los lugares más dañados e inaccesibles cuando no existía otro medio para hacerlo, y que han realizado tareas de limpieza y también han transportado víveres y agua potable para entregarlos en los días que no se disponía de ello, dado que los comercios de las localidades afectadas habían quedado destrozados.

Una vez más, como ya sucediera durante la pandemia por Covid-19, la bicicleta ha demostrado ser un vehículo versátil, asequible y de fácil manejo y mantenimiento, adaptable a casi cualquier circunstancia, con capacidad para desplazarse por todo tipo de terrenos y a todo tipo de lugares cuando el acceso con cualquier otro vehículo era sencillamente imposible. Además, como no precisa combustible no es dependiente de condicionantes externos o coyunturales, como el desabastecimiento y la subida de precios o el colapso de las carreteras.

También, una vez más, la solidaridad entre las personas y la solidaridad de colectivos e instituciones, han mostrado ser un recurso organizativo muy valioso por su rápida capacidad de movilización durante situaciones de catástrofe.